lunes, 14 de abril de 2014

Lecturas y 63, sin cima.


Las cumbres, como el corazón
heladas y distantes
inaccesibles
alpinas.
Las contemplo asombrado de su belleza y peligro
metáfora pétrea de ti.
Fracasé en hollarte, cima perseguida y soñada,
pensé que no siendo Edmund ni Torgay,
ni mil como ellos,
mi fracaso era tan sólo prueba de tu valía,
testimonio de tu dureza,
mas, sintiéndote en mi pupila, mirándote a lo lejos,
febrilmente,
me pregunto el por qué me despeñaste,
la razón de la mentira, a quién dejarás culminar la ascensión.





2 comentarios:

  1. Uuummm siempre superando tu imaginacion...te admiro señor.Gaviero.

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  2. ¡Vaya!

    Muchísimas gracias -sonrojo-; imaginación hay, desde luego. Falta a ratos la destreza y la sapiencia para plasmarla, pero se intenta. Y se insiste. Quizá algún día un verso...

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