I.
La flor se queja
Incrédula
Que tus labios ya no la tocan;
Ignora que el deseo
Irreverente
Es ahora frío y muerto:
Como el invierno
Habitamos
Días grises y yermos
…y, con la flor, soñamos
Horas lentas e impúdicas,
En el verano febril y lejano.
La flor se muere
Impávida
Sin el calor de tus ojos turquí.
Añora el fuego y el calor;
Necesitamos
Sangre y víscera y luz
Que son ajenas…
Y el batallar y el estruendo y el delirio
…de tu cuerpo vencido
Por la flor incrédula, irreverente y muerta.
II.
Las sirenas y la cópula
Maúllan la noche
Insoportable negra y solitaria.
El crimen y el deseo
Deambulan
Por francos caminos:
Las almas putrefactas y vencidas,
Abandonadas
De amor, honor y gozo.
La noche es metálica y peligrosa
Tras la ventana del dormitorio;
Gritos y jadeos
Fuera, y el horror y el vacío
Aún Dentro.
Insoportable insomne y desgarrada
La noche insatisfecha y malsana;
Tu imagen muerta y agujereada,
suenan sirenas y grilletes
mientras digo:”No fui yo, sólo soñaba”.
III.
Los días de los años a veces
Luminosos tras la ventana y los barrotes;
El catre solitario desde la vejación y la ducha
Y la sangre y la mirada turbia...
Y siempre la noche que es todavía
Horror y vacío
Con tu imagen muerta y agujereada;
y la palabra balbuciente y enloquecida,
de culpa y electrochoque y química;
y el alma húmeda de llanto y arrepentimiento y aún amor…
nota: esta poesía ha sido publicada, con el titulo Un poema de amor, en el librito Caminos Inciertos, del Centro Poético de Madrid.
"Todas las historias e infundios sobre su pasado, acumulados hasta formar otro ser, siempre presente y,desde luego, mas entrañable que su propia, pálida y vana existencia hecha de náuseas y de sueños" Apendice, Un Bel Morir, Alvaro Mutis
martes, 6 de octubre de 2009
Suscribirse a:
Entradas (Atom)
Soledad
Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...
-
Invierno contradicción de sol día tras día de la ciudad marina. La mar espejo de mi rostro antiguo y roto restaña las herid...
-
Se me ha paralizado la conciencia. Se me han roto las armas defensivas. Luis Alberto de Cuenca...
-
Al fin la lluvia moja las calles de la ciudad marina calmando la sed y la rogativa. Lluvia bienhechora deseada bienvenida persiste...