domingo, 28 de diciembre de 2014

Pensamiento impropio y 2

La noche. El frío.
La soledad de la habitación.
El lecho vacío.
Deambulo los inciertos caminos de tu recuerdo
el insomnio, el sueño.
La nebulosa del viejo televisor
escupe el pecado y la inanidad
reflejado el cristal roto
de las botellas consumidas
los papeles manchados de versos.
Es Navidad en la ciudad
todo es luz, canto, rezo.
Pero hiela en la habitación
en el viejo lecho
en el triste corazón.



sábado, 27 de diciembre de 2014

Pensamiento impropio

Hay días para vivir
cientos, miles, anónimos
y sólo una noche para morir.
Pero a todos los días le sigue su noche
como la muerte a la vida.

Yo habito esa noche
desde tu partida.

Esto no es un poema de amor
aunque quiera parecerlo
tan sólo una confesión
de un enamorado muerto.






viernes, 26 de diciembre de 2014

La esquiva Fortuna

La lluvia de millones ha caído con fuerza pero no ha tenido a bien ni siquiera mojar la punta de mis zapatos. Me congratulo con la suerte de mis convecinos, y como todos, trato de buscar algún detalle de la diosa Fortuna en las caras de los parroquianos en mi bar de todas las esquinas.

Millones de euros tienen que dejar a la fuerza algún signo, algún rastro, pese a los asesores y directores de banco especialistas en ocultación; pero no, la humilde parroquia sigue igual en la comunión del  café mañanero  y el  humo fraternal, y me cuesta creer que el panadero que hace un alto en la masa y la madrugada, el quiosquero que se desayuna antes de levantar persiana y periódicos, como el tendero vencido aún por el sueño, o la joven oficinista que retoca su maquillaje frente a la menta poleo, o aquel otro anónimo que ojea el  diario deportivo y trasiega carajillo y coñac, puedan tener la cuenta corriente parida de ceros en estos días de Navidad. Pero alguno tendrá que ser, no huido a las Maldivas, liquidador de hipoteca y asaltador de concesionarios y joyerías.

El ritmo de la vida sigue igual, lento aún de crisis y desempleo; algo notará la ciudad con la sonrisa de la Fortuna, pero tendrá todavía que ser la otra lotería, la emparentada con la decencia, la honestidad, la laboriosidad, la que saque a todos de los malos tiempos, incluso para la lírica.


En todo caso, espero que el refrán sea preciso, y sea afortunado en amores. O sea.



miércoles, 10 de diciembre de 2014

Sirenas

Susurran las sirenas llamándonos lascivas
navegando en el viejo mar
con promesas de paraísos, caricias y felicidad
tan reales y hermosas como islas de corales
desnudas, rosados pechos opulentos, cabelleras de fuego
y sus vientres mojados hogares soñados
descanso y perdición del marinero,
tumbas de capitanes intrépidos.
Cantan canciones en lenguas extrañas
antiguas melodías, ritmos viejos y sensuales
oídos en los siglos y la historia
por hombres desesperados buscando su Ítaca.
¡Venid, hermoso capitán,
huríes tuyas seremos, tus deseos reales serán
tus fantasías, realidad!
¡Venid y tocad, la piel mojada
los labios de fruta, el sexo ardiente!
¡Oid el suspiro! ¡abrazad la mar!”
“¡No!”
Pecho al viento, trueno en la voz,
en la jarcia, firme
no soy un héroe
pero tengo Penélope que soñar
y me espera urdiendo para Laertes en mi hogar”.









domingo, 7 de diciembre de 2014

Enmienda

Tarde.

Gris y melancolía.

Los primeros fríos del año atenazan las horas lentas de la sobremesa; suenan las notas de música, lentas y parsimoniosas, acompañando el solitario café.

Es el único sentado a las mesas, desafiando al frío, humeando la pipa y emborronando la vieja moleskine. Han emigrado todos, a vacación que preludia la Navidad, anunciada ya en todas las luces y todos los escaparates de la ciudad.

Negro.

Café e invierno.

Tras la jornada, el monótono trabajo, la madrugada de obligación, el hombre piensa.

Acuden los recuerdos, invadiendo su cabeza. Y a ratos le vence la melancolía, la tristeza, la soledad. Pero procura que los sueños por cumplir sean victoriosos, otra tarde más en la mitad de la vida, si la enfermedad lo respeta. Al menos en los renglones imprecisos, en los versos amputados, en las humildes letras.

Y si no es así, amortizado se tiene: plantó árboles, tuvo hijos, mal-escribió libros.

¿Cómo será recordado? ¿Por quién? ¿Qué lágrimas se derramaran en su ausencia?

Las preguntas se funden en su sentir pero, sin miedo a las respuestas, quizá aún sea tiempo de cambiarlas.

Carga la pipa con parsimonia.

Paga su café.

Sale.


A la ciudad, al frío, a las preguntas.



Soledad

        Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...