Venecia

El vuelo de Alitalia, en un algo vetusto McDonellDouglas, largo y estrecho, despegó a su hora, y tras una breve escala en Roma, aterrizamos en el Marco Polo con una puntualidad casi británica. Llegamos en coche hasta el Piazzale Roma, lugar de destino de autobuses, coches y demás en la isla de Venecia. A partir de aquí, ya se sabe,medio acuático. La primera experiencia con los vaporetos es buena: sólo esperamos unos minutos y en tres paradas, estamos a los pies del Puente de Rialto. ¡ Increíble y hermoso!. ¡Y lleno de gente!. Tenemos el hotel a escasos metros, entre Rialto y la Plaza de San Marcos; el PalaceBonvecchiati, un cuatro estrellas funcional y moderno, con embarcadero propio a un canal pequeño y perfectamente situado. Después de instalarnos, nos vamos a la calle: a patear Venecia. El sestieri -barrio-, de la Santa Croce, pasando por Rialto, es menos turístico, pero igualmente fascinante; para comer nos sentamos en un restaurante de campo San Casiano, y después de un parmesan…