martes, 31 de enero de 2012

Lecturas y 12, concursando a tu corazón.


Suena en el transistor
la vieja canción
que bailabas ausente ante mí
en tu sexy ropa interior.

Creo que ahora sólo usas ropa blanca
de feliz pudorosa mujer casada.

Yo aún conservo las flores marchitas
entre poemas casi ilegibles que escribí
mezclando alcohol de supermercado
con la saliva de tus orgasmos
en aquellas noches sin fin.

Son versos infames, sin rima
inspirados en tu risa
y el crujir del viejo colchón
de la vieja habitación
del viejo motel
donde nos amamos.

Quizá los mande publicar;
no ganaré el Adonais, eso está claro,
pero quizá sean accésit de tu anhelado
corazón.

domingo, 29 de enero de 2012

Lecturas y 11 , o de las certezas sobre tí

Te preguntaba si me querías
y decías no
pero tus ojos mentían
al hacerte el amor.

Fue tu cuerpo  un  credo confortable
pero tuve siempre la certeza
de tu despertar en camas de otros amantes.

Yo recorría las calles en tu busca
vana ilusión
tuviste claro lo que querías
- siempre -
unas vacaciones lujosas, una posición
un marido olvidadizo y complaciente
sin ganas de hijos ni preguntas sobre amantes.
Ahora tienes un trabajo estable
una aseada reputación
un estéril  marido profesor.

Pero cariño,¿no añoras
recorrer desnuda tu lado salvaje
la luz cegadora,
el temblor de antaño?.

sábado, 28 de enero de 2012

Lecturas y 10, el motel.

Tengo un sueño recurrente.
Nos encontrábamos en el viejo motel
dónde acudíamos para hacer el amor
despreocupados
de maridos e inmunodeficiencias.
Yo te leía después las viejas cartas
de amantes aún con el carmín
de besos pasados
y tu marchabas riendo a clases de filología
dejándome pagar la cuenta y tu olor
entre las sábanas húmedas del pecado.

El motel ya no existe
recalificado
para construir
centros comerciales y adosados.

Las viejas amantes ahora me miran extraño
-estoy algo desmejorado-
tu das clases magistrales en el internado.

Nunca supe si tus risas
fueron luego llanto.

viernes, 27 de enero de 2012

Lecturas y 9, de los viejos nuevos poetas.

I.

Tenía un amigo
para jugar a la ruleta rusa.
Yo escribo;
él esparció los sesos y la locura.
Dicen que la suerte me sonrió.
Imbéciles, ¿no leen la prensa,
no ven la televisión?.

II.

El viejo D. sigue buscando
las respuestas en el aire;
L. cree en la Segunda Guerra Mundial
y mi amigo B. no ha parado de correr.
Los viejos poetas siguen en su credo
los nuevos
plagian antiguas canciones, viejos poemas, lejanos tiempos
incapaces
inspirados sólo por el FMI y Lemanh Brothers.

miércoles, 25 de enero de 2012

El humo del invierno


El invierno, aunque meteoro ausente gran parte de la estación, acompaña esta noche el humo con frío y soledad.

Fumo mi pipa y miro la calle de mi barrio, alumbrada escasamente por la tenue luz de la farola. El asfalto brilla mojado de escarcha anticipada, que la madrugada hará hielo mudando el gris plomizo en blanco quebradizo  y nuclear.

El tabaco denso, diríase incienso y claustral, acompaña las reflexiones y los pensamientos.

Veo el humo perderse en el cielo, buscando la libertad, después de dejar mi boca impregnada del  sabor del  tiempo y el recuerdo.  El tabaco preferido rememora momentos  felices,  lugares lejanos, compañías anheladas.
El humo como temporizador de recuerdos, como portador de nostalgia, como fedatario de momentos.

Recuerdos, nostalgias, momentos que el humo nuevo y renovado, pero igual, nos trae a la compañía y a la mirada.

El humo como compañero fiel, ahora, y en la boda del amigo, la mirada de la amante, el funeral del conocido. En el relajo del  trabajo, en la lectura de la estrofa predilecta, rapsoda de tu felicidad.

Conexión con otro mundo, con otros tiempos, con otras voces.

Las que resisten en cada una de sus volutas,  nuestras,  depositarias humildes de las vidas pasadas o las por venir escasas.

Pero tristemente en la certeza de que son quizá las últimas, disueltas poco a poco en el frío y la soledad. 

Esta es la comunión extraña del humo mío que es también, ojalá, el vuestro, una noche de invierno.

martes, 24 de enero de 2012

Se traspasa


Paco el camarero saca lustre a las copas con parsimonia y costumbre, mirando su mundo con tristeza, afanándose en el brillo y la limpieza, gustándose de tener la vieja barra de latón reluciente en su modestia, se diría que el estaño, el latón son oro y cristal de Bohemia, refugios de la parroquia que desde temprana hora busca el calor y la compañía, encontrándose la mismas caras, las mismas manos, las mismas vidas, como la de Antonio el quiosquero de la esquina que sueña con las playas de los anuncios y la mulatas de las portadas saboreando el café con leche, mordisqueando su tostada de aceite y sal, poca pues es hipertenso, cuestión que no le importa a Macarena la tendera que bebe furtiva su copita de chinchón que mitiga el frío y el recuerdo de su temprana viudedad sin importarle el atrevimiento y los cortejos de Anselmo el taxista desde el fondo del local, que acaba la jornada nocturna tras su menta poleo sonriendo a la viuda, imposible ya, desde que casó con Milouda la joven marroquí que calienta su cama y mengua sus ahorros mientras le despide con un sonoro beso recogiendo la ganancia de la noche para ir a la peluquería de doña Carmen que sentada en un taburete saborea el fuerte café solo comentando las últimas noticias del corazón y la política, tanto da, con Julián el de los ultramarinos, que ufano opina que los municipales y el Alcalde son unos cabrones, llenando la ciudad de multas y prohibiciones, esas que tienen al taxista exhausto que sale a una al día, total para mantener el sistema y la casta y a los cuatro aprovechados de siempre, pero no lo digo por ti sonríe mirando a Edmundo, el barrendero ecuatoriano que descansa la jornada pensando en su mujer y los hijos en el otro mundo, compartiendo cigarrillo con el Ricky, toxicómano plural en paro, que ríe desdentado con las ocurrencias del inmigrante paladeando el café con leche pagado por la peluquera porque le recuerda al hijo que nunca tuvo dejándolo mendigar en la puerta de su local e invitándole al desayuno, callando que  a veces sube con la joven marroquí mientras el marido hace las carreras, pues de algo hay que vivir y gozar, opina Paco el camarero al caerle una lágrima por la mejilla mientras siente el cartel a sus pies y la escopeta del calibre doce heredada de su abuelo el furtivo, que a ratos le sube el ansia de utilizarla, lustrosa y brillante como las copas.
Pero supone que al final terminará por colocar un día de estos el maldito cartel y marchará al pueblo.

domingo, 22 de enero de 2012

La tarde


Es tarde invernal, de plomo
de versos rotos y recuerdos;
fumo mi pipa y ahúmo
las hojas y los desvelos.

Es tarde de soledad, gris
de pluma y café solo;
escribo el folio y deseo
la mar azul y tu cuerpo.

Es tarde de silencio, propia
de sueños sin sentido;
leo mis palabras y pienso
en tu sonrisa y en tu sexo.

sábado, 21 de enero de 2012

La calle


La paloma zurea sobre el tejado
reclamando su porción de cielo;
el tiempo invernal, triste, ajado
contagia su delicado sueño.

Hay niños jugando en la calle húmeda
casi desnudos, descalzos
hablan su pequeña lengua, extraña,
riendo, de su inocencia esclavos.

Un gato maúlla
buscando en la basura
¡quizá sea su séptima vida!.

Calle de mi barrio
habitada por palomas, niños y gatos
que cantan, juegan, mueren
felices
sin importarles el día ni el acaso.

miércoles, 18 de enero de 2012

Lecturas y 7, divertimento y derrota

En las difíciles guerras
de tu corazón
batallé, sufrí, caí;

pero el pendón
de la victoria, ajena
fue, escapó.

Ahora, mercenario del amor
o célibe

¡mala solución!.

martes, 17 de enero de 2012

Nueva carta de amor muerto


Aquí dejo, de nuevo, unas mínimas letras encontradas entre los papeles de Don Nicasio Pelades, de los que me han hecho llegar desde el Servicio de Correos. 


El papel, arrugado, ajado, amarillento de tiempo y olvido, se interrumpe abruptamente. Se encontraba dentro de una carpeta titulada Papeles de Don Nicasio. Exp. 614/1977. No parece haber sido enviado, como los otros, y es un misterio el por qué de encontrarlo entre las demás cartas y documentos archivados en la Central provincial del Servicio Postal. Quizá un descuido de la vigilancia de celadores y censores, o mala praxis en el recuento de sus enseres tras el triste final, que llevó a reunirlos de procedencias diversas. 

No aporta gran luz a su caso, tan sólo seguir comprobando lo atormentado de su alma y las vivencias, crudelísimas, de su mundo interior, del que tan cerca estuve hasta que él me dejó.



 "Otro año viene, ¿y son cuantos?

Muchos años desde que el azul iluminó mi alma y mi vida, haciendo el más feliz de los hombres, aun en la desgracia de no tenerla y abrazarla. 

Deseos y abrazos como hojas de calendario, marchitas y ajadas, pero siempre renovadas y esperanzadas, porque habrá uno que será para mí la culminación de toda la vida y el despertar: cuando por fin muera en el azul de sus ojos, y me vea tan dentro de usted que sea uno el latido y la respiración, uno el mar y el infinito. 

Quizá sea este que ahora empieza, o quizá no. Ese es el sino.

Entretanto me ocupo en mis pequeñas cosas, en mis humildes letras, en mis sinceras palabras.

Fortaleciéndome en el recuerdo y en el suspiro, azulísimos, limpios, eternos.

El tiempo, que dicen todo lo cura. O ahonda. En todo caso, un tiempo que me gustaría compartir con usted, aún en la distancia y la penumbra.

Es así la relación, como la rosa, no hay que tocarla diría el poeta. 

Pero como yo no soy Nobel, a ratos me gustaría abrazarla, besarla, lamerla, olerla y ...
"









lunes, 9 de enero de 2012

In-certidumbres


El hombre apaga la luz y va a sentarse a su sillón favorito.

Ya todo es tranquilidad y silencio en la casa, a esas horas refugio nocturno y placentero. Todos duermen.

En pocos días volverá la monotonía del trabajo  y la crianza, pasadas las celebraciones, propósitos futuros, promesas por no cumplir o cumplidas sólo a medias.

El hombre enciende su pipa.  Reflexiona.

Ha cumplido los cuarenta años, esa edad difícil de crisis,  enmiendas y recuerdos.

En las volutas del  humo recuerda su vida pasada. Busca sus certezas.

Ha fundado una familia, acabó sus estudios superiores, vive holgadamente.

Su sangre y sus genes corren alegres en dos hermosos cuerpos de niña. Plantó árboles, y hasta se atrevió a emborronar el folio en blanco.
A su lado tiene una mujer que le quiere y respeta. A veces discuten como todo buen casamiento bien avenido. No le deja fumar en casa. Lo normal.
Tiene una biblioteca llena de libros aún por leer, y escasos amigos buenos con los que compartir charla y humo.

Está a mitad de su vida, si la enfermedad  y la hipoteca lo respetan.

Pero siempre se sueña con lo que pudo ser. O se deseo ser.

En los anaqueles las pipas le miran con sus ojos vacíos, preguntándole  “¿es para ti suficiente?”-.

El hombre se afana, acaricia la pipa, saborea el humo,  busca la eterna respuesta.

Afuera, cae la noche y el frío al comienzo del nuevo año.


miércoles, 4 de enero de 2012

Lecturas y 6, o poema primero de amor muerto




He fumado el opio de los literatos
he bebido la absenta de los pintores
he leído las encíclicas de los Papas
Inútilmente.

En las noches negras, blancas o verdes
en las madrugadas insomnes de calles infectas
en las ciudades oscuras, bajo los puentes
vanamente.

En los cuerpos comprados a bajo coste
en las risas impostadas de amores furtivos
en rezos y salmos a dioses ajenos
torpemente.

Inútilmente
Vanamente
Torpemente
busqué mi verdad
pero sólo encuentro sueños rotos
frío
y vacío.

Usted
¿sigue tan educadamente feliz,
tan lejanamente feliz,
tan extrañamente feliz
tan dolorosamente feliz?


Soledad

        Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...