viernes, 24 de octubre de 2014

Sigo

Algunos de mis escasos lectores me inquieren, deseosos de saber a qué es debida mi ausencia, el porqué de mi traición temporal a la intitulación que con tanto orgullo preside éstas cosas mías, preguntándose –y preguntándome- si estoy falto de inspiración -¿la tuve alguna vez?-, deudo de la musa, con la pluma desganada, la moleskine abandonada, y el bar de todas muestras esquinas solitario o en traspaso, con la camarera en otros menesteres.

No sé que responder, y si entonar o no un mea culpa.

Sigo emborronando el papel, persiguiendo versos y pariéndolos las más de las veces vergonzantes,  infantiles, indignos –no de mi pues míos son- de ofrecerlos a la fugaz lectura; visitando las regiones de mi alma que son los Sueños,  periferia de mis deseos y aspiraciones, pateando las calles y refugiándome todavía en el bar de todas las esquinas, al cobijo cuasi maternal de la camarera que me sirve el café y la sonrisa.

Compartiendo el humo, el sudor y las madrugadas con los habitantes del microcosmos míos al que canté baladas tristes pero esperanzadas; deseando –aún, todavía, más- el azul y el mar; desesperanzado –siempre- por las noticias diarias de latrocinios, traiciones, estupideces con las que todos nos desayunamos; soñando la mujer, exhalando el humo de mis pipas, aumentando las dioptrías en lecturas y libros, escuchando al Poeta que aún está corriendo en la oscuridad de la ciudad…

En la gavia. Como siempre. Sigo.




jueves, 23 de octubre de 2014

Deseo y 3

Quisiera,
mal poeta,
escribir un solo verso;
luminoso, preciso, preclaro.
En letras de oro
o humilde imprenta
que,  leyéndolo,
todos supieran cómo te adoro.




Soledad

        Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...