Algunos
de mis escasos lectores me inquieren, deseosos de saber a qué es debida mi
ausencia, el porqué de mi traición temporal a la intitulación que
con tanto orgullo preside éstas cosas mías, preguntándose –y preguntándome- si
estoy falto de inspiración -¿la tuve alguna vez?-, deudo de la musa, con la pluma
desganada, la moleskine abandonada, y
el bar de todas muestras esquinas solitario o en traspaso, con la camarera en
otros menesteres.
No
sé que responder, y si entonar o no un mea
culpa.
Sigo
emborronando el papel, persiguiendo versos y pariéndolos las más de las veces vergonzantes, infantiles, indignos –no de mi pues míos son- de ofrecerlos a la fugaz
lectura; visitando las regiones de mi alma que son los Sueños, periferia de mis deseos y aspiraciones,
pateando las calles y refugiándome todavía en el bar de todas las esquinas, al
cobijo cuasi maternal de la camarera que me sirve el café y la sonrisa.
Compartiendo
el humo, el sudor y las madrugadas con los habitantes del microcosmos míos al
que canté baladas tristes pero esperanzadas; deseando –aún, todavía, más- el
azul y el mar; desesperanzado –siempre- por las noticias diarias de
latrocinios, traiciones, estupideces con las que todos nos desayunamos;
soñando la mujer, exhalando el humo de mis pipas, aumentando las dioptrías en
lecturas y libros, escuchando al Poeta que aún está corriendo en la oscuridad
de la ciudad…
En la gavia. Como siempre. Sigo.
En la gavia. Como siempre. Sigo.
Siempre encontraras motivos de inspiración ...Señor Gaviero
ResponderEliminarNo crea usted, a ratos me cuesta encontrar momentos sobre los que hablar, o situación que describir, o persona que me emocione, con la que llenar la moleskine; y la imaginación a ratos se adormece y no llena el anonimato.
ResponderEliminarPor que no todo lo que por aquí anda es real claro; algunas cosas si; reales y crudelísimas
En todo caso, gracias por leer, quienquiera que seas