jueves, 28 de abril de 2016

Con la venia

Sólo le pido al calendario
o al mismo Dios,
un día, o dos,
para vivirlos a tu lado.
Una pequeña ciudad con calles empedradas
que desemboquen en la mar
paseantes anónimos tu y yo
y un beso en cada rincón.
Una habitación, luego, llena de versos
sueños y pasión.
Dos amantes ya no desconocidos;
eso es lo que pido, sólo eso.



sábado, 23 de abril de 2016

Lejanía metafórica

Lejos
me marcho.

Donde no habiten los sueños y los anhelos.

Lejos, allá lejos,
metafóricamente hablando
-hay labores, hay deberes, hay hipotecas-
porque metafóricamente también,
bien lo siento,
vivo en tu abrazo y tu cálido cuerpo.

Me marcho
lejos.


jueves, 21 de abril de 2016

Otra carta

Otra vieja misiva, rescatada del legajo.
Sin fecha, con pocas pistas sobre la época en que fue escrita y enviada –consta el franqueo en la Estación Naval de Manila, Servicio Postal Republica ng Pilipinas- pero que un estudio de la biografía de la amada quizá pudiera datar con precisión.
Pero no tengo aún los medios ni el tiempo para tales pesquisas, postergadas para el momento en que se estudie con detalle y publique todo el caso; siempre que los quehaceres, la paciencia y el peculio lo permitan, lo cual empiezo a dudar por la cantidad, diversidad y estado de los documentos, amén de las dificultades del tiempo transcurrido y los permisos necesarios para ahondar en la vida de los protagonistas, alguno de cuyos herederos aún vive; pocas muestras de colaboración mostraron cuando les inquirí sobre ciertos aspectos...


“Señora

El mundo, parte de él, el suyo, parece derrumbarse. Pero será pasajero. Renacerá.

Me llegan malas noticias desde su tierra de acogida. Quizá,  debido al tiempo y la distancia,  se encuentren ya superados los problemas; y olvidados. Si no es así, mis votos junto a los de la mar están con usted. Esa mar que  la ama y la conoce de tanto como yo, a su lado, la canto y la admiro y la quiero, susurrándole su nombre, versando su cuerpo, el equilibrio de sus sentidos, el pasmo de su mirada que compite en hermosura y azul con él mismo,  la eterna dimensión y exactitud de su belleza, intemporal, increíble, regia, superlativa.

En ocasiones así, ¡cómo siento que mi vida y la suya caminen separadas tanto tiempo! ¡Cómo desearía poder cuidarla y dedicarme hasta la extenuación a su bienestar y al de los suyos, que quizá no fueran míos pero así los consideraría! ¡Cómo odio los kilómetros y las horas, los días, los años, que nos separaron! ¿Por qué quiso Dios que no la tuviera? ¿Qué demérito –aparte de todos- pesó más que mi admiración, mi devoción, mi lealtad, mi entrega, mi amor incondicional? He recorrido los mares y los océanos en busca de una respuesta que jamás llegó.

Pero no está bien hablar de mi cuando es usted la afligida, sobre la que pesa la incertidumbre, la duda, la sombra…

Pídame usted lo que quiera, la última gota de mi sangre, el último resuello de mi esfuerzo, la última moneda de mi patrimonio…

…o incluso, mándeme callar para siempre, impóngame si no el olvido –imposible es-  la incomunicación –siquiera ésta epistolar, unidireccional y quizá inconclusa-; la obedecería ciegamente; maldiciendo cielo y tierra, ahogándome aún más, pero la obedecería. Como soldado a su capitán, como oveja a su pastor, como enfermo a su médico, como amado a su amada.


Sigo suyo, siempre, más.
N.”





martes, 19 de abril de 2016

Romper el cristal

La luz de la mañana inunda la estancia
como risa de niño en día de epifanía;
atrás quedó la noche y la pérdida,
restañada por completo la herida
y calmada el alma.
Con elegancia, hágase el silencio
y la distancia;
rómpase el espejo de Alicia
y córtense las cabezas –metafóricamente-.




martes, 12 de abril de 2016

Tropiezos

Hay piedras en el camino
muchas
tantas como gotas en la mar
pero sigo recorriéndolo
audaz
aún a riesgo de tropezar
como resignado marinero.
Caer
y volver al camino;
ese es el pequeño poder
y el sino.




sábado, 9 de abril de 2016

El otro lado

Ojos de gata y mar;
el mundo vive y se  refleja
-y yo con él-
verde sobre verde mirar
no más llanto, no más  queja.

Ilusión y sueño
en el lado equivocado del cristal.







jueves, 7 de abril de 2016

Más noticias


Otra carta extraída al azar de los papeles de Don Nicasio; cronológicamente dificil de fechar, pues los datos de localización son imprecisos; muchas navegaciones hubo por mares lejanos, por océanos imprecisos; además, la imagen de su amada aún no le deterioraba el seso hasta el punto de la locura postrera, pues  alentaba, o se alegraba -o al menos mentía sobre ello- de su vida ajena a él y a su mundo. Hela aquí:


"Navegando en el confín del mundo, lejano y solitario lugar quizá aún no hollado por derroteros ni crujías, recibo las últimas noticias suyas, que serán ya pasadas y caducas, pese al radiotelégrafo y las ondas que las traen hasta aquí, repetidas por estaciones, barcos y apostaderos, desde su tierra de acogida, allá en la vieja Europa.

Señora,
me dicen las palabras traducidas del morse – el radio es compañero de navegaciones antiguas y tiene instrucciones mías de preguntar a todo barco, estación o antena que cruce en nuestro horizonte- que se encuentra usted de viaje de estudios, disfrutando de jóvenes compañías, ampliando sus horizontes, contemplando y admirando bellezas arquitectónicas, descansando de su vida diaria y  laboral. En una ociosidad merecida.

Pese a que la imagino rodeada de admiradores, requerida en conversaciones y bailes, cuando no alcobas y desayunos, hago votos por que se encuentre disfrutando de su mundo, ese que la condujo lejos de mí, y ruégole  a los dioses que la cuiden y mimen como me gustaría hacerlo a mí. Algunas escenas que imagino no hacen más que hervir mi sangre y mis vísceras,  y si tuviera ocasión gritaría y pelearía y mataría, pero la distancia, sino sensatez, al menos proporciona calma a mi alma y desvarío.

¡Tanto tiempo hace que la vi por última vez, hermosa de sol y mar!

Su imagen difusa, que la vieja fotografía que sirve para marcar las páginas de mis lecturas agotando mis ojos antes de la duermevela no consigue aclarar y definir, me persigue todavía, a todas horas. Como antaño cuanto la veía todos los días, y oía su risa clara, y miraba el mundo reflejado en sus ojos de mar, esos que de tanto mirar me abocaron a la navegación y me hicieron amarla, desearla y admirarla por siempre.

En esa eternidad que es mi vida: usted.

Espero, como le digo, que siga feliz; de viaje o en su hogar, siempre feliz y dichosa. Y los sinsabores de su vida sean para mí, que la guardo desde este confín del mundo en el que navego estos días luminosos de la primavera austral.

Aunque le confieso que a veces también me gustaría morderla, amarla, sentirla vibrar, romper todos los tabúes -¿aún los tiene?-, verla llorar de placer o dolor o éxtasis…

Pero sé que no seré yo quien la vea así, en las madrugadas de amor y desvarío, que pese a todo, deseo que las tenga. Debo ser el único enamorado que no quiere aquello de para mí o para nadie, de tanto como la quiero, admiro y cuido.

Siendo estos párrafos descarnados y sinceros. Quizá los escribo sabiendo que no llegaran a sus oídos; que son desahogo triste y patético, ni siquiera bien escritos, o simplemente vomitados por el alma atormentada de un mínimo hombre, errante en un mar cualquiera…

Cuídese señora. Vuelvo al mar y a las estrellas, vulgares sustitutos suyos, pero ciertos."





Soledad

        Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...