La luz de la mañana inunda la estancia
como risa de niño en día de epifanía;
atrás quedó la noche y la pérdida,
restañada por completo la herida
y calmada el alma.
Con elegancia, hágase el silencio
y la distancia;
rómpase el espejo de Alicia
y córtense las cabezas –metafóricamente-.
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