lunes, 9 de enero de 2012

In-certidumbres


El hombre apaga la luz y va a sentarse a su sillón favorito.

Ya todo es tranquilidad y silencio en la casa, a esas horas refugio nocturno y placentero. Todos duermen.

En pocos días volverá la monotonía del trabajo  y la crianza, pasadas las celebraciones, propósitos futuros, promesas por no cumplir o cumplidas sólo a medias.

El hombre enciende su pipa.  Reflexiona.

Ha cumplido los cuarenta años, esa edad difícil de crisis,  enmiendas y recuerdos.

En las volutas del  humo recuerda su vida pasada. Busca sus certezas.

Ha fundado una familia, acabó sus estudios superiores, vive holgadamente.

Su sangre y sus genes corren alegres en dos hermosos cuerpos de niña. Plantó árboles, y hasta se atrevió a emborronar el folio en blanco.
A su lado tiene una mujer que le quiere y respeta. A veces discuten como todo buen casamiento bien avenido. No le deja fumar en casa. Lo normal.
Tiene una biblioteca llena de libros aún por leer, y escasos amigos buenos con los que compartir charla y humo.

Está a mitad de su vida, si la enfermedad  y la hipoteca lo respetan.

Pero siempre se sueña con lo que pudo ser. O se deseo ser.

En los anaqueles las pipas le miran con sus ojos vacíos, preguntándole  “¿es para ti suficiente?”-.

El hombre se afana, acaricia la pipa, saborea el humo,  busca la eterna respuesta.

Afuera, cae la noche y el frío al comienzo del nuevo año.


2 comentarios:

  1. ¡Estas muy prolífico!
    Enhorabuena.

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  2. Pues sí...ando con la cabeza liada y tal...
    gracias por la enhorabuena, quienquiera que seas :).

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