La claridad difumina tu rostro
y tu sonrisa;
colección de colores y ropa íntima
en las fotos que quizá te hacen justicia
mostrando tus encantos
y pericias.
Sigo mirando tu existencia
más allá de la distancia y la tecnología
en una confesión silente e imprecisa
que me lleva de tus ojos de marina
al resto de tu – ¿deseada?- anatomía.