miércoles, 2 de febrero de 2011

Esperanza, quizá

Hoy, en la puerta del trabajo, donde los humildes currantes nos reunimos al frío y a la nicotina, merced al progreso y la estulticia, o quizá para aguantar al Jefe y al Estatuto de los Trabajadores, la sorpresa fue mayúscula.
Por desacostumbrada y entrañable.

En mi ciudad, pequeño pueblo mediterráneo, las gentes, en cuanto el mínimo rayo del astro rey ilumina las calles, siguiendo costumbre ancestral, salen a la puerta, al sol y al vecino, viendo pasar la vida, haciendo comunidad, despellejando al viandante, trasmitiendo saberes, aguantando; mientras dentro los pucheros y los olores anticipan la comida o la cena, y las mujeres –lo siento, pero siguen siendo ellas casi siempre, madres, abuelas, tías- faenan la casa y apañan el quehacer diario y doméstico.

El viejo arrastra la mecedora de enea, en zapatillas. Saluda ufano, y se sienta cara al sol que calienta y apetece. La gorra –con la leyenda John Deere en verde gastado-, los surcos de la cara y las manos ajadas denotan el campo, o el mar, la intemperie como sustento pasado.

El rostro multitudinario del español, campesino, pescador, albañil, trabajador.

Lleva un libro gastado, viejo como él. Una edición antigua, quizá de segunda mano, préstamo de biblioteca municipal tal vez, o regalo de hijos o nietos. Ajado del uso y la lectura.

Y yo me reconcilio un poco con la vida y la esperanza, pues hoy, un viejo, tras desearnos los buenos días, arrastró la silla al sol, y continuó la lectura de Las Meditaciones de Marco Aurelio, en un viejo, ajado y maravilloso ejemplar.



2 comentarios:

  1. Me parece que la entrada es un poco de literatura fantastica tipo Asimov, porque vamos un anciano en España con una gorra de "John Deere", para mí que estabas viendo una peli americana de esas de serie B, pseudo-cultural

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  2. estimado amigo, cómo se nota que eres urbanita¡¡¡¡.
    En mi pequeño pueblo manchego o así, casi todos los agricultores gastaban gorras de John Deere o de Maxi Ferguson, marcas míticas de aperos y tractores...y que llegaron como agua de mayo a modernizar el campo español.
    Gaviero

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