martes, 9 de septiembre de 2014

Lentejas

Te he imaginado
sola
comiendo las lentejas
tras tu ordenador rosa.
Vestida con delantal blanco
-tengo que decidir si con ropa interior
o no-
rodeada de cacerolas, sartenes y ollas.
Te deseo menesterosa
a escondidas ama de casa
olvidando tu trabajo exigente y agotador
esperándome
en la normalidad del hogar
que en nosotros es palacio, tesoro, bendición.
Benditas lentejas
cocinadas con amor
yo las tomo no las dejo
pardinas, verdinas o rubias castellanas
con verduras, chorizo o estofadas
con tomate o en ensalada
sopas con orejones
exóticamente trituradas en cuscús
o en croquetas simples y clásicas
pequeñas, redondas u ovaladas
de Armuña o lentejón.
Siempre
contigo y ellas
cocina humilde o de fusión
en compartida mesa.







2 comentarios:

  1. Muy importantes deben ser esas lentejas para dedicarles un poema...

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  2. Bueno, importantes, sabrosas, apetecibles...
    ellas y lo que las rodea en el poemilla.
    Una imagen sustituida por escasas y quizá no certeras palabras. Pero , amable lector, sabe usted que aún soy de los que piensan que la imagen, aunque sea tan atractiva como la reflejada, no vale todavía lo que las palabras que la inspiran y retratan. Un anacronismo mio, uno más, en la era de la imagen, la cibernética y la inmediatez.
    Pero es que deben ser suculentas cocinadas por la persona querida, en palabras. Creo.
    Gracias por leerlas.

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