El camino tan largo
extenuante
los pasos, míos, tan cortos,
las calles empedradas, húmedas
las veredas, los montes, los ríos
por atravesar;
los bosques sombríos,
preñados de miradas
y extraños ruidos;
las viejas piedras de las iglesias milenarias
que hablan de leyendas y misterios;
la lluvia lenta, persistente
y las huellas de miles de pisadas
unas sobre otras por siglos
en el camino.
Y los pasos, los míos, los nuestros
tan cortos, tan mínimos.