Marchaste a tu vida
y yo seguí mi camino.
Aun hoy creo oír tu clara risa
ver tu piel blanca tatuada
sentir tu aliento en mi rostro
en los escasos besos
sorprenderme de tu extraña voz.
Quizá ya todo es distinto
y todo esté muerto
pero así te recuerdo
y te escribo
y aun te pienso.
Soy un hombre
moldeado por sus pequeños sueños.
No hay comentarios:
Publicar un comentario