Aquel triste otoño en el que las nieves hicieron su aparición, y los hombres, y las mujeres y los niños y también los viejos temblaron largo tiempo. Así comenzó la época de los infernales tiempos y de las sangrientas horas que precedieron a la llegada de aquel a quien todos adorarían. Y luego, pero antes, se hizo la noche eterna.
Y tu no venias conmigo. Pero yo seguí por la senda que me condujo al conocimiento de la extraña historia que en un inicio todo aquello me pareció.
Y tras la noche eterna, el día resplandeciente y la vida alegre; pero eso fue al final, cuando todos -que eran pocos -, exhaustos, comprendieron que podía ser de nuevo el inicio...
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