viernes, 23 de enero de 2009

Al final...todos locos

Me dice un amigo mío, internado en un psiquiátrico, que sobrevive estos días gracias a la medicación. No siendo su locura violenta ni demasiado antisocial, me comenta que los escasos momentos de cordura, en los que le da por gritar que no está loco y que quiere salir de allí, sus abnegados doctores los suprimen con una benéfica salva de pastillas y algún que otro electrochoque , y que así vuelve a su estado de somnolencia y letargo que le evita el contacto con la realidad, que dice conocer perfectamente.
Este amigo mio, internado en un psiquiátrico, tiene suerte, y él lo sabe. Seguramente será de los pocos españoles que en estos días no se preocupa por su trabajo y su hipoteca, ni se desquicia por llegar a fin de mes, y puede seguir su vida, alterada siquiera escasos momentos por las molestias del tratamiento, que a la vista de como estamos los demás, se me antojan leves. Además su psiquiátrico está lleno de avances, y raro es la semana que no le dejan disfrutar del internet, la televisión por cable y el cine; además, las orondas enfermeras lo tienen a cuerpo de rey, con sus tres comiditas y su siestecita después; y aunque él no me lo ha confesado, creo que una vez cada quince dias recibe la visita de una señorita puta -con cargo a su peculio, claro - con la que disfruta de unas horas de asueto, vis a vis. Comparese estas condiciones con las del españolito de a pie, y comprenderán que las visitas de cortesía que le hago me resulten cada vez más difíciles.
Benditos sean los médicos que se preocupan de sus pacientes. Amén.
(Después de leer las noticias sobre el paro y la encuesta de Población Activa en España, y las previsiones de la Unión Europea para el próximo año.)

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