El sol ilumina la ventana
del viejo hotel
en el que nos amamos
por primera vez.
El sonido de las olas
se confunde con la risa, la lágrima
el placer.
He alborotado tu pelo.
He visto todo tu ser.
He sido capitán intrépido
salvándome del naufragio
en el mar de tus ojos.
Hace tiempo escribí y soñé
las lágrimas nacidas
en el instante de dicha suprema.
Ahora sé que mi sueño
es tan real
como tu cuerpo desnudo
mojado de sal.
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