He bajado al pantalán
para ver batir las olas
oír el graznar de las gaviotas
admirar el azul hermoso de la mar.
Llevo el alma ajada
de nostalgias y sueños
de los que no soy
apenas dueño,
¿dónde estás, amada?
En mi corazón hay una tempestad
que requiere un piloto experto
sin miedo a la soledad
de un largo derrotero.
Navegaré por los siete mares
los trescientos sesenta y cinco días
con el favor del viento o en la pesada calma
mirando al horizonte
por ti tienes a bien amarme.
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