En la bóveda celeste la luna y las estrellas
lloran ausentes
de los besos en que refugiamos
el otoño y los
deseos.
En su compañía recorrimos la distancia
que media entre el pasado
y tu sonrisa.
Entre mi alma oscurecida
y un ayer que fue
nuestro
y será destino;
la delgada línea
que separa –o une-
la noche y la mar
el sueño y lo real
la locura y la verdad.
En la celeste bóveda las estrellas y la luna
nos esperan como amantes que cobijar.
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