Varias noches pasadas
me ha visitado mi vieja amiga
la oscuridad, la desidia, la desesperación.
Vino a mí, reía acurrucada
en el rincón de mi alma desnuda
que era madre suya
reclamando su pernada
su rincón de vida.
La amante salvaje y exigente
de mis madrugadas insomnes
mi ama, mi reina, mi señora.
Su amarga medicina
el alimento de mis orgasmos insatisfechos;
Las flores mustias de sus pechos
el cobijo de mis amanecidas;
su risa, el llanto de mis desconsuelos
sus palabras ennegrecidas y malsanas
mis pequeños versos rotos.
Incrédula se fue
vencida
por la rima azul
la palabra escogida
la luz de la mañana
mi ayer que fue vida.
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