jueves, 20 de marzo de 2014

Escena y 8, tragedia

Mala educación en la terraza de mi bar de todas las esquinas. Varios chicos y chicas fuman y beben entre chistes obscenos, gritos, palabras malsonantes, peores pensamientos y electroencefalogramas planos.
Cuentos de la lechera en los jóvenes patrios, que verán enterrados sus sueños entre leyes de educación y permisividades varias, barridos  por los bárbaros del norte, más preparados, y los salvajes del sur, más hambrientos.
Pobre juventud, esa que dicen la mejor preparada. Como siempre, los políticos y los Mass media alejados de la realidad, ausentes de la calle, perdidos entre Decretos-Leyes, reglamentos, corrupciones varias, disputas académicas, desvaríos territoriales, frentes absurdos, mientras el pueblo se desangra por el boquete del siglo y la vida, y al relevo generacional se le condena a la esclavitud nueva de la ignorancia, la ociosidad, la mansedumbre.
Triste panorama

Yo, que vengo del Bachiller y la Facultad numerus clausus, pero que sé que mi educación ya fue peor que la de mis padres de reválida y exámenes de estado, pero infinitamente mejor que la de  mis hijos de Logse y Ampas, pertrecho mi casa de anaqueles de libros, pipas y tabaco, instrumentos de libertad, y la preparo como república –o reino- independiente y resistente.




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