Mala educación en la terraza de
mi bar de todas las esquinas. Varios chicos y chicas fuman y beben entre
chistes obscenos, gritos, palabras malsonantes, peores pensamientos y
electroencefalogramas planos.
Cuentos de la lechera en los
jóvenes patrios, que verán enterrados sus sueños entre leyes de educación y
permisividades varias, barridos por los
bárbaros del norte, más preparados, y los salvajes del sur, más hambrientos.
Pobre juventud, esa que dicen la
mejor preparada. Como siempre, los políticos y los Mass media alejados de la realidad, ausentes de la calle, perdidos
entre Decretos-Leyes, reglamentos, corrupciones varias, disputas académicas, desvaríos
territoriales, frentes absurdos, mientras el pueblo se desangra por el boquete
del siglo y la vida, y al relevo generacional se le condena a la esclavitud nueva
de la ignorancia, la ociosidad, la mansedumbre.
Triste panorama
Yo, que vengo del Bachiller y la
Facultad numerus clausus, pero que sé que mi educación ya fue peor que la de
mis padres de reválida y exámenes de estado, pero infinitamente mejor que la
de mis hijos de Logse y Ampas, pertrecho
mi casa de anaqueles de libros, pipas y tabaco, instrumentos de libertad, y la
preparo como república –o reino- independiente y resistente.
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