Estoy a mitad de la vida
y tan sólo aspiro
a que la muerte, en su venida,
me sorprenda rodeado de libros
sentando una noche de invierno
rodeado de las personas queridas
los recuerdos de los amigos.
Y si ha de ser solo el trance
empuñando la pluma
hasta el último aliento
soñando con la poesía.
No quiero lágrimas
ni flores ni salmos;
una canción del poeta
-Jungleland-
y mis cenizas en la
mar.
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