Mi corazón es mío
pero no su palpitar
que transita libre y voraz
siguiendo su propio camino.
Miro la mar azul y límpida
que es mi postrer destino
pero se revela con dolor
agudo
de infarto o angina de pecho
espesando la sangre
deteniendo la vida
recordando que es mejor
-siempre-
dos latidos que uno.
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