martes, 23 de septiembre de 2014

Mínimas escenas y 1

Vuelvo a mi bar de todas las esquinas, abandonado tiempo. Las mismas risas, los mismos sonidos, el mismo olor a café recién hecho, humo de tabaco negro, humanidad laboriosa. Pulso de la ciudad que despierta al trabajo, al sueño, a la esperanza o des-.

Otro año más de crisis, que en algunos parroquianos es perpetúa y piel, aguantada con resignación hispana, fatalismo cachondo y extrovertido y asombroso, que antes prefiriere las subvención, la ayuda, la mínima subsistencia, que la guillotina, la barricada, la revolución.

La camarera nueve aún las caderas con gracia, alegrando el paisaje; el periódico deportivo, ajado, pasa de mano en mano; el alcohol se consume con nombres extraños e ibéricos, reparos, carajillos, belmontes, asiáticos…


…y yo, en mi rincón, sonrío a la mañana y a la vieja moleskine que me acompaña.




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