Arreglando el mundo, la política
y el país, los compañeros del bar de todas nuestras esquinas levantan las
francas voces, comparten las risas, las ocurrencias, los sesudos razonamientos
o no tanto, en la comunión del café, la mañana, la vida.
Los nombres de la política
nacional y local, los recuerdos de pasados tiempos, las confidencias cantadas
que dejaron de serlo hace muchos días y meses y años, se mezclan con las
acusaciones de latrocinios varios, traiciones reiteradas, apelaciones patrias o
a las desusadas internacionales, mientras rueda el café, el coñac o el anís, se cantan los
tantos de las partidas, vuelan la fichas de dominó, se comparte cigarros, se ríen
las gracias, verbales y físicas, de la camarera.
Normalidad en la mañana hispana,
repetida igual o así en todos los bares de todas nuestras esquinas.
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