martes, 26 de mayo de 2015

Nuevas noticias

Nuevas noticias epistolares de don Nicasio. En sus papeles encuentro otra vez raras y diversas explicaciones a su desvarío, ese que al final de los días lo llevó al crimen y al patíbulo. Fechada en alta mar –incomprensible para mí, tomando en cuenta cronologías y lugares en los que transcurrió su azarosa vida-, la carta reproduce gran parte de sus obsesiones, hálitos y esperanzas. Es de las pocas conservadas en un sobre americano, ajado y amarillento, con la dirección de destino –que no citaré por si aún pudiera ser de utilidad para el caso, que me propongo reabrir o al menos volver a estudiar si mis consultas legales lo permiten-; en el anverso, una nota a máquina  –por el tipo de letra e impresión una vieja Hispano Olivetti M46, que era la que embarcaban los radiotelegrafistas de la Compañía en la que navegaba por aquel entonces-, a la que obviamente se dio cumplimiento, indica “para el correo en el próximo puerto/ Remite N. en alta mar”. Una simple inicial, suficiente para que el destinatario supiera del embarque y lejanía de su interlocutor.

Dentro, en una cuartilla encabezada con un lacónico Nicasio, el siguiente texto:

“Para hacer llegar a quién usted sabe, cueste lo que cueste. Tiene usted el anillo en Joyería Bagués, del Paseo de Gracia de Barcelona. Y fondos suficientes en el lugar ordinario. Adjunto carta para incluir en el envío”

Obra en un legajo de sus papeles que con la divisa Procedencias varias/ reunido por el letrado, figuraba entre las cajas, carpetas y papeles de los que soy depositario.

Creo que la tipografía de la letra, la máquina con qué fue escrita y la procedencia del papel –he gastado algunos cientos de euros en análisis y exámenes de unos y otras- me permiten identificarla como la que sigue.

Señora
Sigo en la fiebre y la dicha por tenerla a usted presente en todos mis sueños, en todas mis hazañas reales o inventadas; la llevo dentro por todos los mares del mundo, en todos los puertos de arriba, jalones de mi existencia y deambular. Es usted, siempre, el refugio de mis miedos y pesadillas, la esperanza con la que tejo mis sueños, la razón de ser y la justificación de todo.
Yo, ya sabe, no soy un héroe. Mis méritos escasos, mi falta de voluntad en muchos casos, y las distancias físicas, emocionales y de clase que nos separaron siguen presentes, siempre. Pero puede usted jurar que la tengo siempre en el corazón con el que navego, en el alma con la que rezo y en el sexo con el que desahogo en los puertos extraños mi carne y mi ansia.
El mar viejo y sabio que me vio nacer, ahora transformado en océanos o intitulado con otros nombres pero siempre igual; los sueños intensos, la fe en su imagen, la desnudez proclamada de mi alma y la sinceridad con la que le escribo y vivo, son mis únicos aliados. Insuficientes ya lo sé para tenerla o aún mínimamente merecerla.
Mi pequeña historia, el palpitar de mi corazón, todo lo que tengo, material e inmaterial,  es suyo. Lo será. Tarde o temprano, en la vida suya o en mi muerte.
Yo soy un antihéroe amputado, convencido de que el invierno de su vida era perpetuo, y a él se habituaba, resignado; pero usted será la reina que merece. Y yo le canto, le sueño, y usted me hace respirar, me renace, me ilumina. Es usted, por los siglos de los siglos y amén, lo bello, lo sabio, lo hermoso, lo alegre, lo misterioso, lo alegre, lo sereno y también lo salvaje de mi vida. Es todas y cada una de la mujeres y lleva en su mirada de mar toda la historia, la decencia y la belleza de nuestro nuevo mundo.

En la noche estrellada de mitad del Océano, oyendo el susurro del viento y el estrépito de las olas contra el casco, el ronroneo del motor que nos aleja y nos hunde en la oscuridad, mecidos por el agua, pienso en usted, faro de mi vida, sal de mi mar, y canto la vieja canción:  / Porque moriré al fin/ sabiendo  lo que es amar.
Acepte el presente que acompaño como testigo de mi locura por usted.
N."

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