I.
La luz
la eternidad.
Un disparo;
nada más.
II.
Sigo insistiendo en el verso
inspirado en la mar
y tu cuerpo;
única realidad.
III.
Oigo la radio
flamenco, bachata, cha cha chá;
miro mis pies de plomo
y sueño contigo bailar.
IV.
Suena el teléfono
con insistencia;
no eres tú
sólo maldita publicidad.
V.
Navego en la vieja mar
saltan delfines y vuelan
los peces espada y el cormorán
el humo de la pipa baila en la jarcias
y tremola el pendón, azul y sal.
El pequeño velero surca el agua
empujado por el dios del viento
que aquí es levante romano, fenicio y
griego.
Dos hombres se afanan en los cabos
y la amistad
mecidos por la vida, el humo y la mar.
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