Cuando se rompe el amor...
Y de nuevo la oscuridad, y la náusea, y la nada; y el vacío, y la tristeza y hasta la desidia; y otra vez el silencio, y el vacío y el miedo; el miedo al silencio y al vacío, y a la tristeza y hasta la desidia; el miedo del invierno tras el cual tal vez ya no vea el azul y el sol y el mar...
y de nuevo la soledad, y el odio, y la envidia, y el corazón que me abrasa, y las entrañas que me empujan al abismo cuando pienso en ti; y otra vez el recuerdo, y la locura, y la certeza de que es posible la felicidad pues la toqué una tarde... hoy olvidada y remota;
y de nuevo la vana existencia, y la mediocridad y la injusticia, y el frío de los muertos, y mi alma sepultada en el recuerdo y en la hediondez de la vida sin azules y sin sonrisas...
Y de nuevo el gris y la monotonía, y la lluvia ácida y marrón; y la miseria y la insensatez, el tiempo detenido y quizá la muerte cierta y sincera, y la sonrisa de los suicidas y la mirada de los asesinos...
Y el deseo truncado e insatisfecho, y el dolor y la rabia, y el orgasmo solitario y febril, y la sonrisa de la parca, meretriz y proxeneta de los delirios, fétidos e inclementes y mercantiles y quizá aún enfermos...
cuando se rompe el amor...
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