Viejo monasterio en ruinas,
campanario silente que aguanta el tiempo
tejado roto, vigas carcomidas
esqueleto gigante y enhiesto
testigo mudo de nuestros sueños.
Los automóviles enfilan a tus pies la carretera,
llenos de gentes tristes y ausentes,
dejándote paraíso privado y secreto
compartido por los arbustos y los palmitos.
Adolescencia perdida, sedienta, muerta
ruinas del viejo monasterio
sueño contigo en la noche insomne
en la cópula insatisfecha
en el azul perdido
el bramido del mar
el rugido del viento.
Bella descripción, dan ganas de ir a visitar el monasterio y leer el poema en sus inmediaciones. Saludos
ResponderEliminarGracias por leer lo que por aquí dejo, y por el comentario. Bienvenido seas Pedro
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