El otro día, conduciendo de vuelta a
casa por la llanura manchega, cuasimurciana ya, escuchaba al Poeta cantar.
“You say
you´re tired and you just want to close your eyes and follow your dreams down. We
made a promise we swore wed always remember.”
Siempre tuve claro que las letras
del poeta son apropiadas a la soledad de la carretera.
Un viejo amigo decía que nada
mejor que conducir escuchándolo; y él debía saber inconscientemente de qué
hablaba pues acabó de taxista en el ciudad Condal, después de descarriarse por aulas y minifaldas. Yo añadía que también sería igual de apropiado para
el momento del orgasmo, y nos retábamos infantilmente a comprobar cual
aseveración era más cierta.
Pero por aquel entonces no teníamos
automóvil, y las chicas no aceptaron nunca el amor estruendoso y poético que
les ofrecíamos.
El dejó estudios y apuestas.
Y yo algunas veces conduzco en la noche
mientras suenan las viejas canciones.
Las lágrimas inundan entonces los ojos y los recuerdos.
Las lágrimas inundan entonces los ojos y los recuerdos.
Con el autorradio a todo volumen.
“No retreat, believe me, no surrender”.
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