lunes, 17 de febrero de 2014

Lecturas y 49, evidentia

Compruebo con amargura
que no lees ya los versos
rotos, las cartas que sueño
que son otras tus lecturas.
El cartero los devuelve sellados
por ausente o desconocida
y tengo el alma ennegrecida
perdida en mis tristes madrugadas.
Acumulan polvo en los anaqueles
junto con los azules poemas
llenos de rabia y pena
arrancados de mí como pieles.
Vuelvo a la noche oscura
a la madrugada insomne y desvelada
en la que se mezcla la imagen tuya
y mi alma atormentada.
Así quedas para mí como siempre te tuve
irreal, soñada, perdida
atrapada por mis versos
mi corazón palpitante
mi deseo inconcluso
mi cuerpo muerto.


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