lunes, 23 de febrero de 2015

Politica

El humo de la ciudad
crece
envuelve todo como mortaja blanca
las calles, los parques, las gentes.
En algún lugar hay un incendio
rojo
devorándolo todo como bomba nuclear.
Todos somos espectros blanquísimos 
y muertos
pese a las risas, las cópulas, las transacciones;
muertos en vida
perdida humanidad.
¿Dónde el hombre?
¿Dónde el Dios?


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