Aquí dejo, de nuevo, unas
mínimas letras encontradas entre los papeles de Don Nicasio Pelades, de los que
me han hecho llegar desde el Servicio de Correos.
El
papel, arrugado, ajado, amarillento de tiempo y olvido, se interrumpe abruptamente. Se encontraba dentro de una carpeta titulada Papeles de Don Nicasio.
Exp. 614/1977. No parece haber sido enviado, como los otros, y es un
misterio el por qué de encontrarlo entre las demás cartas y documentos
archivados en la Central provincial del Servicio Postal.
Quizá un descuido de la vigilancia de celadores y censores, o
mala praxis en el recuento de sus enseres tras el triste final, que llevó a
reunirlos de procedencias diversas.
No aporta gran luz a su caso, tan sólo seguir comprobando lo atormentado de su alma y las vivencias, crudelísimas, de
su mundo interior, del que tan cerca estuve hasta que él me dejó.
"Otro año viene, ¿y
son cuantos?
Muchos
años desde que el azul iluminó mi alma y mi vida, haciendo el más feliz de los
hombres, aun en la desgracia de no tenerla y abrazarla.
Deseos y abrazos como hojas
de calendario, marchitas y ajadas, pero siempre renovadas y esperanzadas,
porque habrá uno que será para mí la culminación de toda la vida y el
despertar: cuando por fin muera en el azul de sus ojos, y me vea tan dentro de
usted que sea uno el latido y la respiración, uno el mar y el infinito.
Quizá
sea este que ahora empieza, o quizá no. Ese es el sino.
Entretanto me ocupo en mis
pequeñas cosas, en mis humildes letras, en mis sinceras palabras.
Fortaleciéndome en el recuerdo y en el
suspiro, azulísimos, limpios, eternos.
El tiempo, que dicen todo lo
cura. O ahonda. En todo caso, un tiempo que me gustaría compartir con usted,
aún en la distancia y la penumbra.
Es así
la relación, como la rosa, no hay que tocarla diría el poeta.
Pero
como yo no soy Nobel, a ratos me gustaría abrazarla, besarla, lamerla, olerla y
..."