Me he encontrado, leyendo un
sesudo estudio sobre la mítica película Casablanca,
de Michael Curtiz, el párrafo que reproduzco a continuación.
Los escasos
lectores de estas letras mías sabrán la predilección que en mis pequeños versos
y mínimos textos tiene la palabra “azul”, que es rima difícil y complicada,
pese a lo cual la utilizo profusamente en unos y otros, y es inspiradora de
gran parte de mis ocurrencias y divagaciones.
Palabra que define el quinto
color del espectro solar.
Hasta ahora no
había sabido plasmar el motivo de esta querencia mía con la profundidad
apropiada, tal y como la siento a veces cuando la utilizo negro sobre blanco.
Renuncio a
hacerlo y hago mías las letras que siguen, escritas por J.A. González Casanova
en su libro Casablanca, Una historia y un
mito, Editorial Kairos. Aunque no escritas por mí, las suscribo plenamente,
y las acepto como explicación erudita a mi natural predisposición al azul. Son
la explicación del autor a la fantástica frase-una de tantas- que Rick-Bogart
le dice a Ilsa-Bergman cuando, recordando su separación en Paris, dice: “Los alemanes vestían de gris y tú ibas
vestida de azul”.
Pues bien,
dice González Casanova: “El azul es el
color más profundo e inmaterial, frío y
puro. Entrar en “lo azul” es pasar al otro lado del espejo (más allá del
narcisismo) igual que el pensamiento consciente pasa al inconsciente. El
azul absorbe las contradicciones y las
alternancias de la vida porque el azul
no pertenece a este mundo, sino a la eternidad tranquila y acabada, sobrehumana.
El azul expresa un movimiento en
distancia, de ironía, que conduce al hombre al infinito: un deseo de pureza y
una sed de lo sobrenatural. En los muros de las necrópolis egipcias se dibujaba
en azul los juicios de las almas, pues este color era el color de la verdad:
simbolizaba la muerte.
Pero sobre todo el azul es el color de los
Campos Eliseos, del Edén, simboliza lo Femenino…
El azul es el color de los dioses del cielo
romano, y para el Tao-te-king chino significaba lo no manifestado, así como
para la mística islámica es el color que simboliza la certeza de la intuición,
y el alma vital de hombre. Para Jung, en fin, el azul es el color del Cielo, el
Espíritu y del pensamiento.”
Lo único que se me ocurre añadir es que el azul es el color del mar, ese viejo sabio que me acompaña en mi deambular y soñar.
Ya tengo, pues, explicación para mi ilusión/visión.
Satisfactoria.