sábado, 5 de octubre de 2013

Versos del Capitán Intrépido. Secundus.

He bajado al pantalán

para ver batir las olas

oír el graznar de las gaviotas

admirar el azul hermoso de la mar.



Llevo el alma ajada

de nostalgias y sueños

de los  que no soy apenas dueño,

¿dónde estás, amada?



En mi corazón hay una tempestad

que requiere un piloto experto

sin miedo a la soledad

de un largo derrotero.

Navegaré por los siete mares

los trescientos sesenta y cinco días

con el favor del viento o en la pesada calma

mirando al horizonte

por ti tienes a bien amarme.




viernes, 4 de octubre de 2013

Versos del Capitán Intrépido. Primus.


El sol ilumina la ventana

del viejo hotel

en el que nos amamos

por primera vez.



El sonido de las olas

se confunde con la risa, la lágrima

el placer.



He alborotado tu pelo.

He visto todo tu ser.

He sido capitán intrépido

salvándome del naufragio

en el mar de tus ojos.



Hace tiempo escribí y soñé

las lágrimas nacidas

en el instante de dicha suprema.

Ahora sé que mi sueño

es tan real

como tu cuerpo desnudo

mojado de sal.

miércoles, 2 de octubre de 2013

Canción negra del Capitán Intrépido

Vela al viento

espuma henchida.

Mar de mis sueños.

Huracán de imágenes

azul fuego de San Telmo.

Corazón desbordado.

Océano abisal

Monstruoso Kraken,

¡venid a mí, criaturas marinas

fantasmas de mi pasado!

Soy el Gaviero.

Y no os temo.

Canto y navego.

Suena en cubierta un triste bandoneón,

el mar es de color gris muerto,

no hay gaviotas en el cielo


ni palpitar en mi corazón.


lunes, 30 de septiembre de 2013

De vuelta

Vuelvo al bar de todas las esquinas, mi pequeño y acogedor bar de los currelas, después de unas vacaciones que han sido como todas: cortas, humildes, insatisfechas.

El ánimo sigue ausente, como el país. La motivación inencontrable, y la devoción perdida.

Nada nuevo.

Tan sólo las mínimas palabras, los escasos versos, la difícil rima.

Son el sustento de las madrugadas y el alimento de los sueños.

¿Será suficiente para mantener la vida, la esperanza?



viernes, 27 de septiembre de 2013

Lecturas y 29, somnolencia

Descansa azul

Sueña y alégrame.

Ese es tu poder

yo tu más fiel

rendido admirador.

Me tumbaré a tu lado

mirando la incredulidad de tu belleza

sintiéndome niño y héroe y milagro.

Seguiré el contorno de tu cuerpo

trazando las líneas del deseo

y el cobijo

para sentir la vida y tu presencia.

Soy yo y eres tú y es

la mar.


Somos nosotros.  Nada más.



miércoles, 11 de septiembre de 2013

Lecturas y 28, Darkness on the edge of my bed

                          Murcia,  noviembre 1994


En la madrugada compongo los versos

acompañado del  poeta y el alcohol.

A lo lejos suenan  1 guitarra

y las risas de la felicidad.

Yo me siento muerto

y  no creo en la resurrección de la carne.

La chica de pago se ha ido

dejándome vacía la cartera

y  las sábanas manchadas

los versos rotos

el desvarío.

Dijo llamarse Lucinda

mulata experta 120-60-90.

Pero no podría asegurarlo.

Desde tu ausencia

no soy buen amante

ni buen fisonomista.

lunes, 2 de septiembre de 2013

Propósito de enmienda

He recibido de las escasas lectoras de estas palabras mías –presumo, primera y segunda acepción, que son lectoras en su mayoría- la invitación a retomar la mínima costumbre de dejarlas por aquí, para lectura libre y desigual. Es su deseo que tenga más rapidez en parirlas, y más predisposición para publicarlas.

Vicisitudes de todo tipo me han mantenido alejado de la gavia,  abandonados los escritos más que anónimos, ausentes, y desierta mi querida moleskine. Seco de inspiración, ajado de letras, huérfano, o viudo o ex, de la musa.  Y confieso negro sobre blanco que busqué, más no hallé.

Algunos lectores me han acusado de ser difícil y oscuro; otros de fácil y previsible, los más de ingenuo; los menos leen con atención, pocos comprenden.

Mentiría si no esperara que estas ocurrencias mías, los pequeños y mínimos poemas, las vivencias escasas, las noticias de las que soy inesperado depositario, fueran leídas, valoradas, compartidas. No fue esa mi intención primigenia. Pero me alegraría que al menos un verso, una frase, una idea, iluminara la cara  y traspasara el alma de un lector,  aun único.

Entonces todo tendría su sentido y cobraría valor lo que, mal que bien, llevamos al folio en blanco.

Aunque no fuese esa la intención primera. Que la hubo.

Pero eso queda entre ese lector y el que suscribe.


¿Eres tú, lector, ese al que busco?

Soledad

        Soledad. La calle solitaria acompaña mi vigilia húmeda de madrugada y deseo; te busco en todos los rostros te persigo en todos los c...